Es muy preocupante el aumento de accidentes laborales producido
en Extremadura. El primer semestre se ha cerrado con un aumento del 10%, más de
tres puntos por encima de la media nacional, que ya de por sí sufrió un fuerte incremento
cercano al 7%.
En los primeros ocho meses del año se han contabilizado ya 13
muertes en la región, el mismo nº que en todo el año anterior. Otra característica
es la juventud de las personas fallecidas: las tres últimas ninguna alcanzaba
los treinta años. Todo esto resulta excesivo e intolerable y además esta masacre
es claramente evitable.
Las nefastas condiciones laborales impuestas tras la reforma
laboral y el alto desempleo son el caldo de cultivo para el desaprensivo que
exige trabajar de cualquier manera y con la máxima presión.
Urge un cambio de rumbo en las políticas de prevención y
abortar cuanto antes la reforma laboral. De lo contrario nuestra gente seguirá
muriendo por algo tan “vital” como trabajar.