El pasado viernes participé en un acto reivindicativo en la
ciudad portuguesa de Portalegre, capital de uno de los tres distritos que, junto
a Evora y Beja, configuran el Alentejo. Como decimos por aquí, el Alentejo y
Extremadura necesitamos el tren como el comer. Convenzámonos definitivamente de
una vez: el futuro se presenta oscuro, pero sin tren, es que no existe.
El tren articula territorios, facilita la competitividad de
las economías regionales, mejora la calidad de vida de la gente y
medioambientalmente es el medio de transporte
más sostenible. El tren es un factor indiscutible de igualdad entre
personas y territorios.
Sin una conexión ferroviaria, electrificada y moderna, ente Madrid
y Lisboa por Badajoz, tanto en viajeros como en mercancías, la tan cacareada potencial
Euroregión Extremadura- Alentejo, nunca será Euregión, ni potencial, ni nada.
El tren para Extremadura debe ser el gran objetivo de esta
legislatura y un factor de amplia movilización social y política. La sociedad extremeño-alentejana
nuestra gran aliada. Y el resto, manos a la obra.
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