Rajoy, de vez en cuando nos envía a la Ministra de Fomento a
recordarnos que los extremeños somos dóciles y resignados, por no decir directamente
que atolondrados sí que andamos.
Allá por noviembre del año pasado Pastor nos visito para
decirnos que “tranquis”, todo arreglado: el trenecito de fantasía entre
Plasencia y Badajoz que endosó a Monago, funcionaría antes de acabar 2016.
Dicen que a Monago le vieron entonces besarse a sí mismo frente
a los escaparates. A Vara, al parecer también. Tan crédulo él, no dudó incluso,
en hacer suya la promesa de la Ministra.
Cinco meses después y otra vez con elecciones a la vista, Rajoy
vuelve a desplazar a la Ministra para que nos calle la boca y sigamos en la
dormidera. No hay tren porque las empresas no tienen alma, ha venido a decir.
Esta vez Monago, ni besos ni escaparates. Ha callado para
siempre; y Vara, da la impresión que también.
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