Los últimos días han sido especialmente dolorosos para los
trabajadores en Extremadura. Tres personas han muerto en apenas siete días en
sendos accidentes laborales. Nadie debe morir por el mero hecho de trabajar. La
muerte sobrevenida por un accidente laboral siempre es evitable.
Además de mayor formación e inversión en prevención, evitar
el accidente laboral y la muerte depende mayormente de la voluntad y
cumplimiento empresarial, de mayor y más medios de inspección y de abolir una
reforma laboral que degrada la calidad del trabajo.
Tres muertes en siete días es un hecho gravísimo que debe
encender todas las alarmas. Cuando esto sucede significa que el sistema falla y
que todos a su vez fallamos. Es cierto que la responsabilidad en las causas no
se reparte de forma igualitaria entre todos los factores determinantes en las
relaciones laborales, pero si debe ser compartida por quienes activa o
pasivamente actuamos en el mundo del trabajo.
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