El pasado miércoles firmábamos
un documento de intenciones para la construcción de una estrategia regional
sobre “economía verde y circular”, con la vista puesta en 2030 y cuyo contenido
supere disputas y cuitas electorales entre fuerzas políticas y su cortoplacismo,
a veces inherente a la propia dinámica electoral.
El potencial extremeño
en sectores dentro de la economía verde es amplio e importante, al igual que
imprescindible es imbricarnos, formarnos y concienciarnos con el concepto de
economía circular. Pero todo ello será insuficiente sin una fuerte inversión en
infraestructuras productivas, de transporte y en conocimiento, acompañado de un
reforzamiento industrial y de la productividad de todos los factores.
Añadido a la escasez de
renta, seguimos teniendo el PIB/habitante más bajo de España; Extremadura tiene
un gravísimo problema de dispersión, envejecimiento y escasez poblacional,
galopante hacia el inmediato futuro, cuya tendencia es necesario frenar e
invertir.
Llegados aquí, todo el
mundo “manos a la obra”, pues esto necesita algo más que poses y programas
electorales.