UNA RETROSPECTIVA DE CASI CUATRO AÑOS
Ahora que se ponen en cuestión tantas cosas por la vorágine política, social y económica que vivimos y que al parecer nos vemos abocados a situaciones novedosas, cambiantes y revisionistas de casi todo, me permito a través de esta entrada invitar a la reflexión sobre el posible tiempo perdido, en estos casi cuatro años, releyendo el artículo que me publicó el Diario Hoy a las puertas de las elecciones municipales y autonómicas de Mayo 2011.
22 DE MAYO: POLÍTICAS PARA REACTIVAR LA POLÍTICA
Las consecuencias de la profunda y ya larga crisis, sobre
todo las relacionadas con el desempleo y el duro ajuste en las políticas de
gasto, están provocando de forma preocupante, en la mayoría de la población, fuertes
dosis de incertidumbre, desconfianza y ansiedad que, junto al incremento y
extensión de la pobreza, con el consiguiente aumento de las desigualdades,
sitúa a amplias capas sociales en un serio riesgo de exclusión social y, lo que
es peor, en una evidente lumpenización a aquellos grupos más débiles y
vulnerables.
Quienes están inmersos en este panorama social se sienten
lacerados por el sistema, heridos por
quienes, de forma individual o colectiva, a través de las organizaciones y
entidades que representamos los distintos intereses que intermedian en la
sociedad, sean éstos de carácter político, social, económico-financieros o mediáticos. Nos culpan en gran medida de su
situación particular y de la general; y por ello, nos consideran, en gran
medida, rechazables y hasta detestables.
Nos encontramos, en definitiva, con un amplio componente de
la sociedad que se considera víctima del
sistema y de todo aquello que, de una u otra forma, se identifica como parte
del mismo; situando el mayor protagonismo de ese rechazo en la política y en
sus agentes fundamentales, los partidos políticos y sus líderes.
Este panorama no obedece sólo a la consecuencia casual de las
derivas e impacto de la crisis, ni siquiera al mayor o menor acierto y pericia
de los agentes políticos, aun acumulando una fuerte responsabilidad en ello.
Por darse en un régimen político democrático
teóricamente consolidado y en una
sociedad abierta y globalizada, se presenta de forma más sibilina y etérea, pero
como en otras ocasiones, tiene componentes relacionadas con fuertes intereses de
poder y objetivos de dominio social, económicos y políticos; persiguiendo una sociedad
de mercaderes y clientes, dominada exclusivamente por reglas economicistas en
una aldea global, donde la distancia entre la masa social y las élites
dominantes sea cada vez mayor y sin intermediarios. Para lo que está siendo muy
necesario el concurso de un importante ejercito mediático, que, aún sin convencimiento,
haga la guerra sucia y destruya la principal arma de que dispone el estado
social: el colchón que supone el entramado social existente, mayor o menor
según que caso, conseguido a través de la articulación de la sociedad.
Por todo esto quienes legítimamente aspiran el 22 de mayo a
representar a la ciudadanía y a gobernar, tienen una tarea mayor, más de trazo
grueso y que vaya más allá de la concreción de la gestión determinada de cada
administración. Tienen la responsabilidad de catalogar las acciones y
someterlas al veredicto de la ciudadanía, para recuperar la política para la
sociedad.
Probablemente esto no sea fácil, más cuando se sigue
acostumbrado al tic del mensaje global, corto y sin contenido, al eslogan y al
corsé publicitario como si la política fuera simplemente vender un producto. La
política es ideología y ésta debe sustentar la manera de hacer las cosas y de
gestionar.
La política que en su praxis, y hay más de la que parece,
rechaza el contrato con la sociedad, con sus interlocutores, sean del signo que
sean y representen a los intereses que representen, está rechazando
directamente vertebrar la sociedad y debe vérsele el plumero, porque aspira,
simple y llanamente, a ejercer el poder por el poder.
Una campaña electoral cuyo colofón es elegir a los
representantes políticos más próximos a la ciudadanía, ayuntamientos y
parlamento regional, debe enganchar nítidamente a ésta, por lo que se debe
basar en el debate y el diálogo permanente con los ciudadanos, en el análisis y
las posibles soluciones, si existen, de los problemas reales que son
competencia de dichas administraciones. Lo contrario supone engaño y
frustración.
La ciudadanía debe ser consciente de lo que se puede y de lo
que no se puede hacer, de lo que es alcanzable y no, así como de lo que se
juega y de lo que empeña cada cual cuando se aplican determinadas recetas o
políticas. Para ello hay que decir la verdad, no a medias y menos mentir.
Contratar con la sociedad y sobre todo en los tiempos que
corren no debe ser prometer, sino establecer
compromisos reales y sobre todo
elementos de equilibrio entre las distintas capas sociales para amortiguar los
sacrificios, cuando sabemos que habrá que hacerlos y probablemente algunos de
gran calado.
La ciudadanía debe saber que la situación socioeconómica de
nuestra región es complicada y con muchas dificultades e incertidumbres a
futuro. Alto desempleo y precariedad laboral, baja actividad, desequilibrio en
la estructura económica, bajos salarios y pensiones, escasa población y dispersión
de la misma, escaso margen fiscal, alta restricción financiera y crediticia,
etc.
Extremadura difícilmente crecerá económicamente en los
próximos años a ritmos superiores al 1%, con lo que la creación de empleo neto,
lo diga quien lo diga, no dejará de ser una entelequia. Por otra parte deberá
mantener de manera prioritaria la factura social – sanidad, educación,
dependencia y políticas sociales- como mínimo en los términos actuales, a
sabiendas que supone condicionar para
ello casi el 75% del presupuesto de gastos, en un contexto de contención, si no
de disminución, de los ingresos.
Creo entonces fundamental que las distintas fuerzas
políticas, dada la situación, debieran alejarse de esos inmensos catálogos de
propuestas que nos ofrecen, interesantes y creativas las más de las veces, compartidas a menudo con
colectivos sociales, pero también letanías repetitivas en ocasiones de escaso
interés. Y nos centraran a la ciudadanía en el terreno de juego posible, ofreciéndonos
un papel y una misión en el proyecto que cada cual pretende emprender a partir del día 23 de mayo.