INDUSTRIALIZAR
EXTREMADURA
Julián Carretero
Castro. Secretario General de CCOO Extremadura
(Artículo publicado en el diario Hoy el 07.07.2014)
Cada Programa Operativo de la Unión Europea en los distintos
periodos de financiación ha contenido estrategias y proyectos de empresa,
empleo, industrialización, comercialización,
inversión en infraestructuras, etc. Así se han venido esbozando por los
sucesivos gobiernos de la Junta de Extremadura, con un protagonismo relevante
de la concertación social, más intensa a partir de 1995, cerrando a lo largo de
los años acuerdos en empleo, fomento empresarial, industrialización y políticas
sociales; contribuyendo modestamente a superar la crisis industrial de los
noventa y a configurar la actual estructura productiva, muy mermada por la
crisis y las políticas de ajuste.
El aislamiento político y estratégico al que históricamente se
vio sometida la región y la escasa incidencia de los Planes de Desarrollo franquistas
(salvo los de regadío y colonización, ¿ quizás por aquello de que Extremadura sólo era
campo?), supone que, aun siendo exiguas, en la práctica, las únicas políticas
de fomento empresarial e industriales llevadas a cabo en los últimos
veinticinco años han sido las derivadas de los fondos e iniciativas europeas.
Por eso hubiera sido más efectivo para establecer redes colaborativas
de futuro, haber abordado el Programa Operativo de Fondos Europeos para
2014/2020 desde la concertación social, con más templanza y menor grandilocuencia.
También para abordar más eficazmente esta propuesta de estrategia industrial
presentada por el Gobierno regional y enmarcada en la Estrategia de Especialización
Inteligente exigida por la Unión Europea, que ojalá contribuya, como mínimo, a
frenar el deterioro de la economía productiva y a explorar algún que otro
horizonte. Esperemos disponer de tiempo y formas para su concertación,
contraponiendo y apoyando argumentos, si como se comprometió solemnemente el
presidente Monago el pasado día de San Juan, esta vez va en serio.
Industrializar Extremadura es algo más que colocar y
desarrollar una serie de ejes, objetivos y acciones específicas con su
hipotética financiación como un sudoku de cierre y distribución de fondos, para
presentarse ante el Gobierno de España y la Comisión Europea.
Industrializar Extremadura pasa por concretar un análisis no
apasionado de las acciones desarrolladas en estos años, profundizando en las
causas del destrozo del sistema productivo y de empleo producido durante la
crisis, de sus consecuencias presentes y de las futuras. Situar el estado de la
cuestión desde un amplio consenso de las partes concernidas es tarea difícil, pero
imprescindible para no retroceder a esquemas pretéritos y obtener mayores
éxitos en los próximos años.
Industrializar Extremadura requiere explorar en profundidad el
tejido empresarial superviviente, valorando su estado de salud y realizando la
puesta a punto necesaria para evitar mayores pérdidas productivas, de
competitividad y de empleo de calidad. Entre 2008 y 2013 se han perdido 4.500
empresas, 592 industriales. En este periodo la ocupación media total ha
descendido un 17,8% (73.000 empleos), en la Industria la pérdida ha superado el
20,2% (9.400 empleos destruidos). La densidad de empresas que ya era la más
baja del país ha caído un 5,8%. Sentar las bases de la recuperación de estos
guarismos estadísticos 2008 debiera ser objetivo prioritario.
Industrializar Extremadura pasa por abordar toma de
decisiones polémicas que requieren un verdadero “Pacto de Región”. El futuro de
la Central Nuclear de Almaraz, el cultivo del tabaco y su transformación, el
papel real de las energías alternativas, las dicotomías sobre lo rural y lo
urbano o sobre el proteccionismo medioambiental y la expansión productiva, por
citar sólo algunos ejemplos, no pueden quedar una vez más solapados por una
estrategia de papel. Concitar una actitud mayoritaria que trascienda las
coyunturas y alianzas políticas de poder de un momento dado debe ser otro hito
a alcanzar.
Industrializar Extremadura requiere un concepto de
sostenibilidad más allá de lo meramente ambiental y una salvaguarda de la
cohesión social y de la cohesión territorial. Ojo con los inventos, como los
llamados “Polos de Desarrollo”, que más allá del nombrecito, que se las trae,
pueden encerrar dinamita para ésta última.
Sería un error abordar una estrategia de industrialización
dejando de lado disfunciones de nuestro mercado de trabajo que difícilmente se
resolverán exclusivamente desde actuaciones generalistas de reciclaje y
formación, requiriendo soluciones acordadas y específicas, so pena de dejar a
mucha gente en la cuneta. Ahí tenemos las 45.000 personas paradas de larga
duración con estudios iguales o inferiores a secundaria obligatoria, las 34.000
mayores de 45 años o las 20.000 que
llevan más de tres años inscritas sin empleo, así como a las más de 60.000 agricultores
por cuenta ajena, como modernamente se les llama, con muchas dificultades para
acumular hasta 1/3 de la jornada anual de trabajo.
Industrializar Extremadura será difícil y complejo, dependerá
de múltiples variables endógenas y exógenas, requerirá más que voluntades
políticas y liderazgos y un potente y arriesgado entramado financiero público y
privado, además de superar y conciliar intereses en ocasiones muy antagónicos. Pero la Industrialización de
Extremadura no puede esperar más. Es más imprescindible que nunca para afrontar
el futuro. Ahora, o el tren se irá definitivamente.
Como ven esto va más allá de los ONE, las EEI RIS-3, de
AGROTECH, del boato, más allá del GOBEX,
del propio diálogo social y político, de sindicatos y empresarios y sobre todo
del “bla,bla,bla”… Va de nosotros, ciudadanos y ciudadanas. Implicaos y no
dejéis de pedirnos explicaciones y sobre todo responsabilidades.
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