Lo que está sucediendo con la política española es un auténtico despropósito: dos procesos electorales, dos investiduras distintas fallidas, nueve meses con gobierno en funciones y “lo que te rondaré morena”, si la sociedad no ponemos “pies en pared”.
Hasta ahora ninguno de los líderes de las cuatro fuerzas más votadas ha asumido la responsabilidad, lógica y exigible en democracia, de coger sus bártulos e irse a casa. Si tras dos veredictos ciudadanos consecutivos, éstos son incapaces de responder a los mismos, que sus respectivos partidos los cambien y elijan a otros más capaces. ¿Qué pinta un partido político que no cumple su principal papel como herramienta y cauce democrático?
Andamos mal por inutilidad de todos para formalizar gobierno, pero iremos a peor porque unos intencionadamente y otros ignorantes pero cómplices, están minando los fundamentos democráticos y de la política, base para la convivencia social, el progreso y la redistribución de la riqueza bajo el principio de igualdad.
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