Si digo que en Extremadura tenemos un tren tercermundista, lento, incómodo y a veces inexistente debido a las múltiples averías y retrasos, no descubro nada nuevo y ustedes me entienden.
Si digo que Extremadura ha sido reiteradamente engañada con el tren, moneda de cambio para los distintos gobiernos de España, amparados aquí por los propios, ustedes me entienden.
Si digo que necesitamos como el comer que las principales conexiones ferroviarias entre nuestra región y el exterior estén electrificadas antes del 2019, también me entienden.
Si digo, no más dilaciones y engaños, Extremadura no saldrá del ostracismo si no lo hace montada en un tren electrificado, moderno y rápido, me siguen entendiendo.
Entiéndanme también que es necesario que la sociedad extremeña en general hagamos del tren nuestra prioridad aquí y ahora. Concienciémonos, alcemos la voz y movilicémonos al unísono, sin fisuras, con el único objetivo de tener un verdadero tren que encauce nuestro futuro.
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