Una multitudinaria manifestación culminaba ayer en Madrid las movilizaciones convocadas por UGT y CCOO para reivindicar la necesidad de cambios en las políticas
Rajoy hará bien en escuchar a la calle y al movimiento sindical. Si pretende, como parece entrever, abrir un amplio proceso de concertación social, éste debe ser serio, sustancioso en contenido y ambicioso en los objetivos de cambio. Sobre todo en lo que a empleo de calidad se refiere, recuperación de salarios y derechos sacrificados, así como sostenibilidad y calidad del sistema de pensiones.
Rajoy debe abandonar ese tancredismo ramplón que tanto le ha caracterizado. No tiene mayoría absoluta y el país necesita cuanto antes cerrar el frente socioeconómico. El movimiento sindical tiene en el binomio presión-negociación una gran herramienta. En su inteligencia para la estrategia estará la clave para que el trigo obtenido dé la mejor harina posible.
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