Mañana se cumplen
cuarenta años del atentado de Atocha 55 en Madrid: cinco muertos y cuatro
heridos graves, todos afiliados a Comisiones Obreras y al PCE. Su causa, ser
abogados, luchadores por la democracia, por la libertad y por la clase
trabajadora.
Los reunieron en una
sala y al grito de “a los altos disparadles al corazón, a los bajos a la cabeza”,
los terroristas de la extrema derecha franquista descargaron sus pistolas. Semana
tremendamente dramática aquella. Ese mismo día la joven María Luz Nájera moría
con la cabeza destrozada por un bote de humo lanzado por la policía en una manifestación,
en protesta por la muerte el día anterior del estudiante Arturo Ruiz, al que
disparó un miembro de Fuerza Nueva.
El dictador murió en la
cama, pero la dictadura siguió reprimiendo y matando. Nadie regaló la
transición y la democracia, ni se diseñó en una pizarra. Que no se olvide: La
democracia española se conquistó con movilización, cárcel, sangre, muerte,
compromiso y mucha sensatez.
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