Mayo intenso
sin duda, climatológica y políticamente hablando. Hemos pasado del calor sofocante de un verano casi anticipado, a lluvias copiosas, ventisca y drástica bajada
de temperatura. En política, ya la “releche”… En una región acostumbrada a la
placidez de las verdaderas mayorías absolutas de otras épocas y de las
ficticias, pero bastante aproximadas, de la actualidad; un mayo tan intenso,
con un debate del “estado de la región”, una moción de censura y unas
elecciones europeas, todo embutido en apenas veinte días, puede producirnos
unas resacas tan grandes que nos dejen descolocados y en estado “pasotil” por
bastante tiempo.
Por ello me
atrevo con algunas reflexiones cual vitamina B-12, en un intento de
revitalización ante la posible merma de facultades. Porque la vida sigue y la
realidad aprieta… Y como aprieta, paisanos, sobre todo para las más de 160.000 personas paradas, de las que
más de 65.000 no reciben prestación o
subsidio alguno, para ese 34% de
personas en el umbral de la pobreza o para esas casi 20.000 solicitantes de la Renta Básica que esperan respuesta para
poder dar de comer a sus familias.
Todas las
políticas anti crisis, aplicadas en los últimos cuatro años en Europa, España y
Extremadura, basadas casi en exclusiva en la consolidación fiscal pura y dura,
lejos de sacarnos de la crisis, nos han hundido más en el pozo de la misma,
sobre todo a las clases populares y trabajadoras. Se ha agrandado más la brecha
entre ricos y pobres, desequilibrándose el peso específico de las rentas del
trabajo respecto de las del capital en favor de estas últimas, depauperándose las
condiciones de vida y trabajo, degradando al estado de bienestar y dilapidando
el tejido productivo, con la consiguiente destrucción de empleo e incremento
del paro.
Sólo los
interesados en mantener el "statu quo", las élites empresariales, financieras
y los muy "hooligans", híper ortodoxos del sistema capitalista y/o
participes del poder político partidario de turno, no quieren verlo: muestra evidente,
Monago no tiene inconveniente en exhibir, como trofeo de su particular
campeonato de cumplimiento del objetivo del déficit, la cabeza de una tierra
cada vez más degradada, condenada a años en el abismo del desempleo y la
pobreza, al ostracismo económico y seguramente a una diáspora de su juventud y
de su capital más preciado y mejor formado, las personas.
Frente a las mentiras de estas políticas de
interés exclusivo para unos pocos existen alternativas y propuestas de acción
diferentes, tanto para Europa y España, como para Extremadura. Propuestas
que deben abrirse camino en la calle y en la sociedad a través de la
información, la movilización y el activismo social y político, debiendo
configurar la agenda política de los parlamentos y administraciones públicas, a
través de un compromiso partidario y democrático de cambio político, de formas
y de acción. Vayan por delante algunas de ellas a desarrollar de manera
inmediata.
En Europa deben ir desde una restructuración
de la deuda de los países del sur, que incluya quita, periodos de cadencia
y alargamiento de los pagos, hasta planes
específicos de inversiones y activación de la economía para el empleo,
incrementando los ingresos con programas
fiscales europeos, de emisión de eurobonos y un programa social que incluya
un sustancial incremento de las políticas activas de empleo y una Renta Mínima
Europea. También una Política Agraria
Común (PAC) ligada a la producción, el empleo en su primer pilar (rentas) y
a la potenciación y diversificación productiva del ámbito rural a través de su
segundo pilar (desarrollo rural). Importante
y prioritaria es también la definición común de una política industrial y energética. Todo ello en el seno de una Unión
Europea con mayor control democrático, con una redefinición, al efecto, del Banco Central Europeo (BCE) y donde la
conservación, potenciación y extensión del llamado Modelo Social Europeo sean el estandarte y el objetivo político, económico
y social prioritario.
En el ámbito del Estado Español es absolutamente imprescindible abordar una reforma fiscal (véase propuesta de la
CS CCOO) que incremente los ingresos bajo los principios de equidad fiscal
vertical y horizontal y de persecución real y efectiva del fraude. Una nueva
fiscalidad que haga sostenible el estado del bienestar, pensando en las personas
y dinamice la economía, primando el empleo en calidad y cantidad. Revertir la reforma laboral, recuperar la capacidad contractual de la
negociación colectiva y revertir la reforma constitucional del famoso artículo
135 deben seguir siendo prioridades de actuación y objetivos irrenunciables.
En Extremadura es absolutamente necesario cambiar las
formas de entender y de hacer la política. La acción política debe
complementarse, y viceversa, con una
ingente acción positiva para el diálogo y la concertación social.
Es urgente taponar la herida del desempleo, la
pobreza y la falta de cobertura de protección social. De aquí que siga hoy
más vigente que nunca la propuesta de
combinar empleo público y Renta Básica, que en su día trasladamos, con poco
éxito por cierto, al Gobierno Regional y a quienes en ese momento ejercieron su
responsabilidad con su voto, propiciando
la aprobación de las correspondientes leyes de Presupuestos del 2013 y 2014.
La Junta de
Extremadura urgentemente debería impulsar un verdadero Plan de Choque, que partiendo del diálogo social y político,
contenga medidas destinadas a taponar la sangría a la que está sometida la
región, que contenga medidas referentes a empleo social y a la protección de
las personas para luchar contra la pobreza y la exclusión.
El gobierno
Monago debe actuar con celeridad para abordar la problemática real de los
sectores productivos regionales. Ahí tiene como alternativa a su falta de
acción política en materia económica y de empleo las ya famosas "50 medidas".
De la misma manera también tiene las que en su día le trasladamos como conjunto
de propuestas sobre políticas industriales, agrarias, forestales y
medioambientales, energéticas, del conocimiento, la formación y la innovación,
infraestructuras y turísticas, de cara a confeccionar, de manera concertada, el
Programa Operativo Europeo 2014‐2020 que la
Junta de Extremadura tiene que presentar a Bruselas antes del próximo julio y
de las que sigue haciendo oídos sordos.
En este
sentido se hace más necesario que nunca un Plan
Industrial y de Empresas. Un Plan que implique a los actores sociales,
económicos, políticos y a todas las administraciones y, al menos, contenga
criterios de localización y sectorialización, financiación, fiscalidad,
infraestructuras en términos horizontales y verticales, logística, mercado de
trabajo, formación, internacionalización, etc.
No puede
dejarse de lado trabajar en un Plan de
Inversiones tanto para la reparación y mejora de las infraestructuras
existentes, como que palie los déficits de nuestro stock de capital físico y
que contribuya a relanzar un nuevo equilibrio, en el modelo de desarrollo
extremeño, entre el ámbito rural y el urbano.
Extremadura
en su conjunto no se merece seguir ignorada por un Gobierno regional cateto e
irresponsable, más pendiente de mantener el poder a través de grandes algaradas
mediáticas y propagandísticas que preocuparse por los problemas reales de la
gente y por un presidente, al frente del mismo, gustoso de presidir pero
alejado totalmente de lo que es y significa gobernar.
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