Sigue resonando el eco del terrible accidente, que el pasado
jueves segaba la vida de cinco jóvenes de Monterrubio. Eco que seguirá presente
por mucho tiempo entre las familias, el pueblo entero y el conjunto de la
ciudadanía extremeña. Respeto y mucho cariño a todo Monterrubio y de manera muy
especial a familiares y amigos; y mucho ánimo, sí mucho ánimo, para seguir
adelante y superar esta fatalidad.
Aunque la extremeña somos gente dura, acostumbrada desde
antiguo al sufrimiento y a superar el dolor y las carencias, la pérdida de
vidas jóvenes es otra cosa. En lo personal y en lo colectivo es mirar al futuro
con tristeza, desde el desgarro y la frustración. Y desde la inmediatez es
mirar al futuro, casi sin futuro.
Por eso, un llamamiento a perseverar en momentos tan duros,
porque hay otros hijos, otros hermanos y otros paisanos que nos necesitan para
seguir tejiendo su futuro y el de Extremadura, esta tierra de gente tan acostumbrada
desde antiguo a sobrevivir a las fatalidades.
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