El pasado viernes emprendíamos un nuevo proceso de concertación
social entre la Junta de Extremadura, sindicatos y patronal. La concertación social
al igual que la política no es en si misma panacea de nada, pero como principio
estratégico en democracia, resulta trascendental y así ha quedado demostrado a
lo largo de la historia.
La concertación social es bastante más que la mera participación,
papel a los que algunos les gustaría quedara relegada, para negar la existencia
del conflicto de clases y seguir campeando a sus anchas. La concertación aplana,
relaja el conflicto y aproxima intereses, sí; pero sin ella, hoy resultaría imposible
aspirar a la igualdad.
El sistema público de pensiones, la sanidad y educación
universal, la existencia de los convenios colectivos y el tan deseado modelo social
europeo son sólo algunos de los hitos fruto de la concertación social.
Cuando en forma de tertulianos escucho a algunos adlátares de
la vieja y nueva derecha denostar la legitimidad sindical, más y mayores
razones me empujan a seguir apostando por engrandecer lo colectivo.
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