Que toda la oposición una sus votos para tumbar una ley de un
gobierno en minoría es legítimo y democrático. También, que una enmienda a la totalidad
a los Presupuestos, obedezca a algo más que puro tacticismo y constituir, en sí
misma, una verdadera política alternativa.
Andaba un poco perplejo tras mi puntazo del lunes pasado, cuando
una amiga me recordó aquello de la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad,dos principios, según Weber, bajo los cuales
se puede actuar en política.
Para Weber, la ética de la convicción
responde a que “uno hace su deber y respecto del resultado se remite al Supremo”,
preocupándose sólo de mantener la pureza del dogma ideológico. Quienes optan
por la ética de la responsabilidad “deben responder de las consecuencias previsibles
de sus actos”.
En el debate presupuestario hay quienes han actuado según la ética
de la convicción, quienes han combinado ambas y quienes ni convicción ni
responsabilidad, sóloresentimiento.
¡Juzguen Ustedes!
Mañana la Asamblea de Extremadura llevara a cabo lo que se ha
venido a llamar “debate de totalidad a los Presupuestos para 2016”. Todos los
grupos de la oposición han anunciado hoy sendas enmiendas a la totalidad a los mismos.
Al no presentar texto alternativo, cada cual planteará devolverlos para que el
Gobierno confeccione unos nuevos más acorde con los argumentos e intereses
esgrimidos.
A priori, no es previsible ninguna coincidencia en la argumentación
de las citadas enmiendas a la totalidad y todo apunta a que Fernández Vara
seguirá adelante con el Proyecto inicialmente presentado y su posterior debate
para modificaciones parciales. No sería lógico que Podemos vote la enmienda a
la totalidad del PP o que los Populares voten la de Podemos. Pero como en
política cabe todo y aquí en estos pagos ya hemos asistido a situaciones paradójicas
en estos menesteres, habrá que estar atentos.
En cualquier caso, exijamos mañana a los grupos
parlamentarios un debate pragmático que trasvase sus meras posiciones
estéticas.
En París sonaban los ecos del dolor y de lamentos por tanta
sinrazón, por la muerte de mucha gente en ese ataque contra la libertad y la
democracia. Al tiempo de tanta tristeza, surgía por toda Francia, Europa y gran
parte del mundo un halo de rabia contenida y un grito en busca de racionalidad.
¡No podrán con la libertad y la democracia!
Mientras aquí en España otro terrorismo también oscuro e
inmoral sigue golpeando contra la libertad y la igualdad. Terrorismo
nauseabundo como losotros, de falsos
machos, que asesina mujeres porque son mujeres. Dos en veinticuatro horas,
siete en la última semana… ¿Cuántas suman ya?...
Basta ya de esta estadística macabra. Sumemos al conjunto de
la sociedad en una apuesta radical por la vida, contra la violencia machista,
por la libertad y por la igualdad. Qué
árboles revestidos de falsas ideologías no impidan disponer de un bosque lleno
de vida, libertad e igualdad.
El Parlamento de Cataluña carece de legitimidad electoral,
política, constitucional y estatutaria para proceder a una declaración de
independencia.
El cumplimiento del orden constitucional y estatutario es exigible a toda la ciudadanía, pero sobre todo a quienes tienen
responsabilidad de gobierno. Aún así el problema generado, básicamente de
naturaleza política, no se debe tratar de resolver sólo con medidas jurídicas.
Estamos
ante un problema político de primera magnitud, al que se ha llegado también por
la irresponsabilidad e ignorancia de las burguesías catalana y española, en su
afán de desequilibrar hacia sus intereses exclusivos el conflicto de clases,
cada vez más agudizado entre nosotros por la crisis y las nefastas medidas
puestas en marcha para su solución.
Mientras,
otra gran sinrazón nos sobrevuela sin que nadie la eleve a la categoría de monumental
conflicto social y político, a pesar de que decenas de miles de personas
inundamos anteayer Madrid: ¡Siguen matando mujeres! Sólo cuarenta y ocho horas
después, cinco mujeres más han muerto. ¡Han muerto simplemente por ser mujeres!
Hace años que el tren y los Pepes se vienen dando la mano en
Extremadura. Desde Pepe Mª Aznar hasta Pepe Antonio Monago, pasando por
Pepe Luis Rodríguez Zapatero y Pepe Blanco. En medio también se colaron
otros como Juan Carlos, Magdalena, Guillermo, Mariano y Ana. Pero
también otro Pepe, Sócrates, el único Primer Ministro portugués
convencido de que el AVE Lisboa-Madrid tenía que pasar por Badajoz.
Ironías aparte, la realidad es que en Extremadura disponemos del peor
ferrocarril de España. Resulta sarcástico que no tengamos conexión de
viajeros con Portugal cuando somos la región de mayor longitud
fronteriza con Badajoz situada en la misma raya. La conexión con
Andalucía es tercermundista, desperdiciando su potencial en viajeros y
mercancías. La salida hacia el norte por Astorga para conectar con
Castilla León, Galicia y País Vasco se fue para no volver.
Junto con Murcia somos la única región en no disponer de un solo
kilómetro de vía electrificada, manteniéndose tramos con traviesas de
madera y raíles de principios del siglo veinte, donde superar los 30Km/h
es todo un reto. El tren de viajeros más rápido entre Badajoz y Madrid
tarda más de cinco horas. Han desaparecido los trenes de largo recorrido
y el material rodante utilizado resulta incomodo al estar diseñados
para medias distancias.
Transportar mercancías por ferrocarril resulta caro para nuestras
empresas, haciéndolas menos competitivas debido a la no disponibilidad
de electrificación, a que las velocidades medias apenas alcanzan los
50Km/h, la gestión logística es casi inexistente y los destinos
portuarios están muy restringidos por las dificultades de salir al
norte, sur y este.
Desde finales de 2004 en que Ibarra arrancara a Zapatero el
compromiso de construir el AVE Madrid-Lisboa por Badajoz, como tren
mixto de mercancías y viajeros, ha transcurrido una década donde el
devenir han sido tejemanejes, verdades a medias y propaganda hueca. Ni
el AVE «cara huevo para el 2010» de Pepiño Blanco cruza las dehesas
extremeñas, ni tampoco lo hace el sucedáneo de altas prestaciones diésel
de Monago y Ana Pastor. Once años después no hay un solo kilometro de
traviesas y raíles puestos, en ocho tramos entre Plasencia y Badajoz no
hay plataforma construida y están sin hacer las de entrada y salida en
Plasencia, Cáceres y Mérida. Entre Navalmoral y Madrid no hay nada
hecho. De los 4.000 millones de euros de coste inicial de esta
infraestructura, entre 2006 y 2015 el Estado sólo ha presupuestado 1.920
millones (48%), de los que apenas ha ejecutado 900 (22%).
En los últimos tres años no ha habido presupuesto para mejora de la
red convencional y como recientemente ha puesto de manifiesto este
diario, a través de reprogramaciones de fondos europeos, el gobierno
central desvió fondos a otras Comunidades. En 2016 el AVE extremeño
tiene presupuestado doscientos millones, 5% del global en España, frente
al 8% País Vasco 7% Cataluña, 12% Andalucía y C. Valenciana y 22%
Galicia y Castilla León; territorios en los que la alta velocidad lleva
ya años funcionando. En definitiva, al gobierno de España le importa un
pimiento esta región, su ferrocarril y su gente. La alta velocidad ni
está ni se le espera.
De esta situación descrita hay culpables directos, sobre todo los
diversos gobiernos que se han ido sucediendo en España y aquí.
Probablemente también tengamos responsabilidad aquellos que desde
diversos frentes sociales, económicos y mediáticos no hemos sabido
reivindicar e impulsar acciones más concretas y contundentes para
movilizar a una sociedad adormecida, poco organizada y por tanto con
escasa capacidad de influencia y transformación de esta realidad.
Extremadura necesita traer personas y sacar mercancías. Solo sobre
esta premisa y la de agilizar cuanto antes su consecución tiene sentido
articular un verdadero 'pacto regional por el ferrocarril y contra el
aislamiento'. Fijemos objetivos concretos, estableciendo la estrategia
más adecuada ante el gobierno de España, sea el que sea tras el 20-D,
ilusionando y movilizando al conjunto de la sociedad por lo necesario y
también factible.
Para ello durante los próximos cuatro años (2019) debiera ejecutarse
una inversión de 3.000 millones de euros (diferencia entre gastado hasta
ahora y el coste total de la alta velocidad de Extremadura). Ese
montante cubriría sobradamente tres ejes de actuación que permiten
cumplir el objetivo de ser competitivos trayendo personas y sacando
mercancías, poniendo la distancia Madrid-Badajoz en apenas 3 horas y 40
minutos:
1.- Acabado y electrificación total de una vía convencional, ancho
ibérico Madrid-Badajoz, por Cáceres por la actual plataforma del Ave en
construcción, enganchando con la prevista en desde Sines-Elvas.
2.- Acondicionamiento y electrificación total de la vía
Mérida-Puertollano, incluyendo la instalación del intercambiador de ejes
en Brazatortas (Ciudad Real) que posibilite la circulación hasta Madrid
y Sevilla por las vías AVE.
3.- Acondicionamiento y modernización de la red viaria regional, con especial atención hacia Sevilla y Huelva.
Por razones económicas y de futuro para el millón de personas que
aquí vivimos, necesitamos superar este hastío y salir del aislamiento;
pero también por dignidad, por lo perdido, por lo nunca tenido y por
deshacer definitivamente ese mantra de «región saqueada» que desde
décadas nos persigue. Por nuestras características territoriales y
geoestratégicas el tren puede ser, no la única, pero sí la mejor
herramienta para salir del ostracismo y conectarnos al mundo.