Que toda la oposición una sus votos para tumbar una ley de un
gobierno en minoría es legítimo y democrático. También, que una enmienda a la totalidad
a los Presupuestos, obedezca a algo más que puro tacticismo y constituir, en sí
misma, una verdadera política alternativa.
Andaba un poco perplejo tras mi puntazo del lunes pasado, cuando
una amiga me recordó aquello de la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad, dos principios, según Weber, bajo los cuales
se puede actuar en política.
Para Weber, la ética de la convicción
responde a que “uno hace su deber y respecto del resultado se remite al Supremo”,
preocupándose sólo de mantener la pureza del dogma ideológico. Quienes optan
por la ética de la responsabilidad “deben responder de las consecuencias previsibles
de sus actos”.
En el debate presupuestario hay quienes han actuado según la ética
de la convicción, quienes han combinado ambas y quienes ni convicción ni
responsabilidad, sólo resentimiento.
¡Juzguen Ustedes!
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